martes, 28 de agosto de 2012

¡¡Una avispa!!

Hoy he ido a la playa. Para mañana se prevé "un frente" y había que aprovechar. A la hora de comer hemos ido a tomar unas rabas y unas patatas bravas al chiringuito. Estando allí, una avispa se ha puesto a revolotear a nuestro alrededor. Mi sobrina ha empezado a hacer aspavientos y a dar manotazos. Los demás, por el contrario, nos hemos quedado muy tranquilos (unos con más cara de mosqueo que otros, pero bueno) y la avispa ha pasado de nosotros olímpicamente.



Volviendo ya en el coche he pensado que me apetecía reflexionar sobre la idea de que no podemos controlar muchas de las cosas que nos pasan en la vida, pero sí nuestra forma de reaccionar ante ellas. Siempre que nos sucede algo, ya sea bueno o malo, pero especialmente en este último caso, podemos elegir entre dos posturas: o reaccionamos de forma visceral, dejándonos llevar por la situación, o reflexionamos y decidimos qué queremos hacer.

Cuando algo nos pasa, nuestro ser tiende hacia una reacción espontánea (que no tiene por qué ser la misma para todo el mundo). En el caso de la avispa, lo que nos sale normalmente es empezar a hacer aspavientos y a dar saltos y gritos. La avispa nos da miedo, nos asusta la posibilidad de que nos pueda picar, y por eso intentamos que se vaya y, al mismo tiempo, damos rienda suelta a ese miedo que nos invade. Sin embargo, también sabemos que, con esos manotazos, podemos asustar a la avispa y es entonces cuando nos va a atacar. Es muy raro que nos pique así porque sí.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que la avispa estaba allí; eso no lo podemos controlar. ¿Y qué hacemos en esa situación? Podemos empezar a dar saltos y gritos o podemos quedarnos quietos y tranquilos, por ejemplo. ¿Qué es lo que nos sale de forma natural? Normalmente, los saltos y gritos. ¿Cuál es la reacción más favorable para nosotros? Por regla general, quedarnos quietos y tranquilos. La avispa no nos picará y no pasará nada.

La vida está llena de situaciones que no dependen de nosotros. Lo que sí depende de nosotros, siempre, es nuestra forma de responder ante ellas. Podemos dejarnos llevar por nuestros impulsos o pararnos a reflexionar y decidir qué queremos hacer. Quizá a veces lo primero sea lo mejor, pero en mi opinión eso no es lo habitual.

Mucha gente dice que no puede controlarse. Yo he comprobado que es cuestión de práctica. Eso sí, hay que querer. Eso es lo fundamental. Si no se quiere, no hay nada que hacer. Pero cuando quieres hacerlo y le coges el tranquillo, te empieza a salir de forma natural.

Como dijo Viktor Frankl, psiquiatra y psicoterapeuta austríaco que estuvo encerrado en un campo de concentración nazi, "si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontas ese sufrimiento". ¡Y él sabía de situaciones que no se pueden cambiar!

¿Y vosotros qué opináis?¿Creéis que es algo que está en nuestras manos? Espero vuestros comentarios. ¡Hasta la semana que viene!

No hay comentarios:

Publicar un comentario